El presbítero de Bilbao, Aitor Esteban, nos envía una nueva crónica desde Alto Trujillo en la que nos acerca la difícil situación que se está viviendo allí tras las recientes inundaciones de hace unos días.
“Hola, familia, desde Alto Trujillo os envío un cordial saludo y unas imágenes e información sobre la situación acá: Aunque en algunas zonas más al norte la emergencia sigue aumentando de magnitud (en Piura p.ej.), en el Trujillo Metropolitano, entramos en fase de “recuperación”: ya no llueve cinco días, y se puede pensar en qué estrategias son las más acertadas a nuestro nivel de actuación. Incluso vienen otras preguntas, p.ej. si será coincidencia que en 1998 ocurriera el fenómeno del niño por acá dejando bastantes damnificados y que el huracán Mitch pasara por Centro-américa dejando un alto saldo de víctimas (a mí me pilló en El Salvador, pero los daños más graves no estaban tan cerca). En cualquier caso, el 1° susto, que nos descolocó terriblemente, parece que ya ha pasado en esta zona.
Como se puede ver, Alto Trujillo queda muy cerca de la quebrada y de los montes, por ello el agua que ha llegado a circular ha sido muchísima más de la que puede soportar la zona y las condiciones de vivienda.
Los mayores daños en Alto Trujillo han sido: Viviendas destruidas (total o parcialmente) y/o inundadas (con lo que supone de pérdidas muebles, comida, ropa…); Corte de suministro de Agua 15 días (y se espera que dure 10 días más…); Falta de alimentos allí donde han sido más afectados (sin víveres, ni donde cocinar); También han caído paredes de cercos en centros comunales -y en algunos colegios están en peligro y problemas de salud (infecciones respiratorias, sobre todo)
¿Qué hemos alcanzado a hacer hasta el momento?
Junto a algunos grupos que se han prestado a ayudar a las familias damnificadas, hemos recorrido las zonas afectadas para ayudar a cubrir las necesidades más urgentes: desayunos, almuerzos, cenas. Más de 2500 raciones se han distribuido en dos semanas.
Desde el jueves 30 de marzo, se está cocinando en un comedor que se ha podido organizar en el barrio 4A, uno de los más afectados Las hnas. de la Misericordia están siendo una invalorable ayuda en esta situación, para la organización, mantener el orden, la limpieza, etc…
Y también asistencia médica básica, gracias a la colaboración de la Clínica Madre de Cristo, a más de 800 personas. Ello no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de las Hnas. del Buen Socorro, que regentan la clínica.
También hemos hecho un censo preliminar por barrios recogiendo datos de las familias damnificadas. Para ello hemos contado con la ayuda de alumn@s de la Univ. Católica de Trujillo. Se ha constatado así que el panorama que deja el paso del agua resulta desolador en muchas zonas. Por supuesto, estos desastres afectan, sobre todo, a las familias más humildes, sin recursos para ponerse en otros lugares o construir con material noble, no rústico o inferior.
Esperamos que el trabajo de recoger datos sea el cimiento de un sistema más eficaz de ayuda: hacer llegar las ayudas que estén a nuestro alcance a aquellas familias que más lo necesitan
¿Cómo seguir actuando? Estrategias de intervención
Los datos recogidos hasta la fecha en el censo de familias damnificadas, nos hacen pensar que el total puede estar en torno a las 240 familias, sobre todo en unos 13 barrios (4A, 4B, 4C, 4D, 5B, 5C, 6B, 6C, 6D, 6E, 7, 7A y 7B). En cualquier caso, parece que más de 1000 personas habrían sufrido los daños más graves.
Varias personas nos han preguntado qué se necesita y qué vamos a hacer, pero honestamente reconocemos que no tenemos todas las respuestas que quisiéramos.
Sabemos cuáles son las necesidades actuales más urgentes, y en ellas estamos aportando nuestro granito de arena, como hemos descrito más arriba: alimentación, agua, cocina, ropa, atención médica.
También hay otras muy importantes que tenemos a la vista, pero que no sabemos si podremos afrontar, cómo y cuándo; por ejemplo, la cuestión de la vivienda. En efecto, a pesar de ser una necesidad clamorosa -y ver cómo sufren aquellos que no tienen familia cerca y tienen por ello que improvisar sus ranchitos-, somos conscientes de que hay serias limitaciones para intervenir en ese ámbito: El costo económico; construir es caro; Falta saber cómo será la política de reubicaciones: aquellas zonas que se han demostrado inundables no debieran ser habitables; pero no se sabe dónde les reubicarán ni si a todos; Hay que hacer un estudio bien detallado de la situación familiar y sus recursos (situación laboral, etc.) para priorizar adecuadamente.
Por otro lado, aunque se está aplazando el comienzo del curso escolar (ya lleva 3 semanas de retraso) y la falta de suministro de agua potable en la red es un impedimento en muchos colegios, quizá pueda retomarse el 10 de abril. Asegurar la escolarización de los hij@s de las familias más afectadas será también otra de las prioridades a tomar muy en cuenta –siempre atentos a las disposiciones de las autoridades del Ministerio de educación.
Así pues, aunque algunas personas parece que quisieran arreglar todo ya –con el riesgo de olvidarse después pronto en la realidad-, nuestro plan es: ni todo, ni ya; es decir, seleccionar algunas intervenciones y mantenerlas al menos a medio plazo: Alimentación y agua a través de comedores populares, que estén bien organizados (con padrones, turnos de cocina, buen clima de participación, transparencia en la gestión…). Así como se ha implementado uno en el barrio 4A con cocina y se le está surtiendo de insumos, iremos creando o consolidando otros en más barrios. También, algunas campañas más de atención médica, en función de las enfermedades que muestren más prevalencia y escolarización de los hij@s de las familias más afectadas, sobre todo con el colegio USDA (que recibe alumn@s de casi todos los barrios afectados, ya que está casi en el centro de ellos –en el barrio 5B).
Todo ello, en coordinación con las instituciones (Municipalidad del Alto Trujillo y sobre todo del Distrito El Porvenir, así como Ministerio de Educación), y grupos o personas que quieran sumarse (p.ej. asumiendo un turno al mes en alguno de los comedores). Imagino que el día a día nos irá mostrando alguna necesidad más o corrigiendo las previsiones.
Gracias a quienes ya están colaborando –a título individual o como colectivo; a través de parroquias -de cerca o de lejos, o del Arzobispado. Y con quien quiera seguir sumándose podemos ver cuál es la mejor manera. Creo que vamos a recuperar el lema del día del logro en los coles durante 2016: ‘… Que nadie se quede atrás’.
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