El pasado viernes, día 10 de febrero, falleció en San Sebastián el Hermano de La Salle Pedro Arrambide, a los 75 años de edad. Vinculado a la CONFER, en la década de los 90, como responsable del área de Misiones, abrió nuevos caminos para la cooperación con los pueblos empobrecidos, y preparó y publicó numerosos recursos para la sensibilización.
Pedro, entre otras muchas cosas dejó escrito: «Para mí la vida tiene sentido en la fe en Jesucristo. La gran recompensa es que uno encuentra su identidad y la felicidad en el servicio a los demás» y solía añadir: «La vida es como el coco, si no se abre se pudre».
La vida de Arrambide (Hondarribibia, 1941) estuvo marcada por su espíritu misionero que le condujo por las Misiones de Eritrea, Etiopía y Ecuador. En los últimos tiempos vivió en la residencia que los hermanos de la Salle tienen en Irún.
Precisamente el último número de la revista misionera Los Rios (Nº 256. Febrero 2017), a punto de salir de la imprenta, publica uno de los últimos textos escritos por Arrambide. En él escribe sobre África “cuando hablamos sobre África –explica Arrambide en su escrito- se corre el riesgo de convertirla en un desolador baile de millones de desnutridos, enfermos y analfabetos”. En el texto, Arrambide añade que, en la última década, el mundo desarrollado, además de explotar los minerales, las maderas preciadas y el petróleo “está apoderándose de cientos de miles de hectáreas de las mejores tierras, en régimen de alquiler en África, para después transportar las cosechas a sus propios mercados”.
La frase con la que concluye Arrambide su colaboración con Los Ríos es especialmente destacable en este momento “Quizás Dios –dice- te llama a ti también a dejar huella. No te olvides, allí donde estés que no puedes ser feliz solo y que una vida que no se vive para servir, no sirve para vivir en plenitud”. QEPD Pedro. Goian bego.
Pedro Arrambide ingresó de joven en el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle). Del compromiso con los más empobrecidos hizo su vida. Quienes le conocieron bien destacan su gran capacidad para implicar a otras muchas personas en proyectos de ayuda, tanto con una presencia personal como con sus aportaciones económicas.
Durante siete años, en Roma, estuvo al frente del Servicio de Cooperación Lasaliana Internacional del Instituto de La Salle. En 1986, compaginando su servicio de la CONFER preparó y presentó a los superiores de La Salle una de sus intuiciones importantes, la creación de Proyde -la ONGD lasaliana Promoción y Desarrollo-, y logró su puesta en marcha. Además, se implicó personalmente en el mundo de los pobres y de las misiones en varias épocas de su vida, sobre todo en el Cuerno de África. De joven en Keren (Eritrea) y después de su servicio en la CONFER, durante once años, en Asmara y Hagaz (Eritrea).
Estando en Eritrea el Gobierno Vasco le concedió el Premio Cooperante Vasco 2006, galardón creado para reconocer y recompensar la labor de aquellas personas del País Vasco que se han distinguido por las actividades de solidaridad llevada a cabo en países del Tercer Mundo.
En 2013 tuvo que regresar a su tierra por problemas de salud. En 2014 el ayuntamiento de su ciudad natal, Hondarribia, le rindió un sentido homenaje en «reconocimiento por su voluntariado, por su larga trayectoria dedicada a ayudar a los demás en diferentes lugares del mundo».
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