El presbítero Antón Rey, vicario territorial de Bilbao y misionero en Ecuador, en la zona de San Isidro, durante unos años, comparte esta carta que le ha llegado desde allí y que, por su interés y actualidad, reproducimos en esta web.
La carta es de Fanny Meza Ferrin. Fanny vive en San Isidro, es licenciada en Ciencias de la Educación en la especialidad de Administración Educativa; trabaja como analista de coordinación educativa en el Distrito Educativo 13D11 San Vicente-Sucre y es catequista de confirmación en la parroquia Ntra. Sra. de las Nieves de San Isidro.
«Queridos amigos del País Vasco:
Quiero exponeros un breve relato de mi vivencia ante los acontecimientos suscitados el 16 de Abril de 2016, fecha que a los ecuatorianos y a otras personas que han vivido y sentido con nosotros nos llena de tristeza, por tantas pérdidas humanas y personas viviendo a la intemperie.
Por si no lo sabéis, San Isidro es una parroquia del Cantón Sucre, a 56 kms de Bahía de Caráquez, con cerca de 4.000 habitantes en la cabecera y 9.000 diseminados por diferentes recintos del campo. Su gente se dedica a la agricultura y a la ganadería en su gran mayoría. Otro pequeño grupo de gente, al comercio.
Entre sus habitantes se encuentra un gran grupo de niños/a, del que muchas veces no se habla, dedicado a sus estudios y a la ayuda en las labores de casa o del campo. Estos vieron con asombro, llanto y horror como en menos de un minuto se destruían o dañaban sus casas, sus escuelitas, y se derrumbaban también sus ilusiones.
Unas ilusiones que como pueblo restableceremos con la ayuda de otros pueblos y países hermanos y con el trabajo y ánimo de este pueblo manabita.
Mas de 700 réplicas a día de hoy, hace que nos siga invadiendo el miedo, pero también sabemos que tenemos que estar de pie, para sacar a nuestro país adelante.
Volviendo nuestra mirada a los niños/as de San Isidro, los encontramos recorriendo sus escuelas y mirando con dolor que sus aulas están caídas y en algunos casos tienen que ser derrumbadas porque no prestan la seguridad suficiente para permanecer dentro de ellas. Según el último estudio que he realizado, de 44 escuelas que hay en esta parroquia, 14 están totalmente destruidas, otras 14 han sido dañadas y necesitan arreglo. Estando afectados 2.653 niños/as y/o adolescentes.
A esto debemos añadir la problemática que sufren los docentes y sus familias que, en algunos casos, se han quedado sin nada.
Y aquí nos encontramos niños, jóvenes y adultos durmiendo todavía en las calles, parques y aceras… y me temo que para algunos durante mucho tiempo, esa será su casita.
Nuestro Gobierno se esmera por restablecer la calma en todos sus ámbitos pero el miedo persiste y por ello durante dos meses los niños/as asistirán a sesiones de soporte socioemocional y actividades recreativas para así poder disipar los nervios y el horror que les invade.
Nosotros desde el Distrito educacional en Bahía-Sucre, estamos capacitando a los docentes para ello.
Esperemos que para el 4 de julio nuestros niños/as puedan empezar las clases con cierta normalidad. Los niños/as y adolescentes de las escuelas afectas, acudirán a la institución más cercana (que en estos casos están a más de 5 kms de distancia), por caminos irregulares, solitarios y con pendientes. Siendo, por tanto, los accesos muy peligrosos.
Iremos de a poco, pero nos levantaremos como siempre hemos hecho en este querido país y en esta tierra manabita, cuando hemos sido azotados por alguna catástrofe o contratiempo.
Gracias, por vuestras ayudas, os llevamos en nuestro corazón a todos los misioneros/as que habéis pasado por San Isidro y, también a todas las personas de buena voluntad que sin venir por aquí nos tenéis presentes en vuestras oraciones y en vuestras vidas.
Fanny Meza.
San Isidro, 1 de mayo de 2016″
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