La revista editada por Obras Misionales Pontificias, «Misioneros del tercer milenio», ofrece en este número una completa panorámica de la respuesta de OMP y de los misioneros y misioneras frente al Covid-19, para apoyar a unos pueblos ya enormemente heridos antes de la pandemia.
Un ejemplo de estos testimonios es el de las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús en Macaya (Perú), a quienes el coronavirus echó por tierra todos sus planes, al obligarlas a quedarse en casa. Pero, no han parado. Han repartido alimentos y productos de higiene para las familias más empobrecidas; han escuchado y asistido a las personas enfermas; han informado de la concesión de ayudas del Gobierno, así como de la situación de los presos a quienes tenían familiares en la cárcel… En definitiva, han tratado “de hacer todo lo que está de nuestra parte para que la vida siga fluyendo, y fluyendo en abundancia”.
También podemos conocer la situación de Boa Vista, en el estado brasileño de Roraima, frontera con Venezuela, donde unos 100.000 migrantes venezolanos, que se han visto obligados a huir de su país, y tratan de sobrevivir en medio de una trágica crisis humanitaria. Allí, las hermanas franciscanas misioneras de la madre del divino pastor , en coordinación otras congregaciones y organizaciones internacionales, trabajan unidos para mejorar la situación de esa zona fronteriza. “El clamor migrante —dicen— se hizo nuestro clamor, y motivo de amor y abrazo para las misioneras que formamos esta nueva comunidad intercultural”. Pagina 52-54
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