Ayer por la tarde, la parroquia de Ermua congregó a un buen grupo en la parroquia para celebrar el día de San José y día de las Misiones Diocesanas Vascas. Desde hace muchos años, el grupo de Misiones de Ermua promueve en el entorno la animación misionera, apoyando proyectos, implicándose en diferentes campañas. Esta vez ha invitado a celebrar el día de Misiones Diocesanas.
El encuentro comenzó con la eucaristía concelebrada por Txomin Alonso y el misionero Juan Mari Bautista, que estos días está acompañando en nuestra diócesis la campaña misionera. Después de la eucaristía, Juan Mari compartió su testimonio misionero.
Juan Mari destacó tres aspectos de la figura de San José, que son también identificativos de la Misión, de las Misiones diocesanas.; ¡por algo es el patrón!
Primero: La fe de San José. Se fió de Dios, de su proyecto de Amor, confió en lo que le dijo el ángel. En la Misión la fe es fundamental, la confianza. Sin fe no hay Misión, es la fe la que nos lleva a comunicar la Buena Noticia, el proyecto de Dios para la humanidad.
Juan Mari comparte la fe en el barrio de Monte Sinaí: una realidad de pobreza de desigualdad, de control del narcotráfico, en la que es difícil sacar a las familias adelante buscando trabajo cada día en la ciudad de Guayaquil. Sin embargo, dedican tiempo el fin de semana para participar en la comunidad cristiana como catequistas, en actividades con la infancia, tratando de contagiar esperanza.
En segundo lugar: Su linaje, José, hijo de David. Descendiente de un linaje que le da la dignidad, la importancia para que Jesús fuera reconocido en aquella realidad: La Misión es comunicar a todas las personas que descendemos de la familia de Dios Amor, de su linaje, que todas las personas merecen saber que tienen dignidad, que son hijos e hijas de Dios, miembros de la familia humana y que, por tanto, todos somos hermanos y hermanas. La tarea misionera es comunicar a cada persona que es importante, que tiene dignidad, que tiene derechos, que somos importantes para Dios.
Y tercero: El cuidado: José cuidó de María y de Jesús. Desde la Misión estamos llamados a cuidarnos unos a otros, a hacernos cargo porque somos hermanos y hermanas.
Juan Mari destacó tres ámbitos importantes que hay que cuidar y están cuidando en estos momentos en su realidad: la infancia, las personas ancianas y los derechos de las mujeres. Lo hacen por medio de pequeños proyectos como por ejemplo, clases de apoyo escolar y alimentación para la infancia, entre otros.
Juan Mari nos invitó a sentirnos cercanos a las personas del barrio de Monte Sinaí, porque también él se siente cercano a nuestra diócesis. Tiene claro que no va por libre sino que ha sido enviado por nuestra diócesis a aquella realidad y que estamos conectados, estamos unidos. También hizo un llamado a plantearnos nuestra vocación misionera, a invitar a los jóvenes a vivir una pequeña experiencia que seguro les ayudará a abrir la mirada, a descubrir su compromiso con hermanas y hermanos que no tienen las mismas oportunidades que nosotros.
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