El Obispado de Bilbao destina un 1% del fondo anual de la Caja de Compensación-Alkarkutxa a apoyar proyectos solidarios en distintos países del mundo. Se priorizan los proyectos que posibilitan alguna mejora en “justicia y fraternidad” y también, aquellos que no se contemplan en otros fondos, pero son de “sostenimiento vital”.
La iniciativa nació a partir del I Plan Diocesano de Evangelización (1990), que concretaba algunas iniciativas recomendadas en favor de la justicia social y proponía como acción concreta “asignar el 0,7% del presupuesto de la Diócesis y de cada comunidad diocesana a la promoción y desarrollo del Tercer Mundo”. La propuesta se ha actualizado y ya se han adjudicado los 60.592,71 euros a 19 proyectos.
El destino del Fondo lo decide una comisión conformada por el vicario general, la delegada de misiones, el delegado de caridad y justicia y el secretario general. Para favorecer la visibilidad del Fondo se incorporan al equipo 2-3 personas distintas cada año para que colaboren en la selección de los proyectos.
Ayudas para 19 proyectos
Después de analizar los 22 proyectos presentados y una vez examinadas las propuestas la comisión aprobó 19 proyectos a los que se asignó un porcentaje (no menor del 25% de la cantidad solicitada) hasta completar el total del presupuesto: 60.592,71 euros.
Entre los proyectos apoyados con el 1% del presupuesto de Alkarkutxa, cabe destacar el apoyo a la compra de un vehículo para una parroquia en Venezuela, la construcción de una capilla en Etiopía, la atención a núcleos familiares en Cuba, la ayuda a un taller artesanal de jóvenes ciegos en la R.D del Congo, un curso de formación sobre fe y sociedad en Perú o un proyecto de formación sindical a trabajadores en Togo.
Estas figuras de tela están hechas en el taller artesanal de jóvenes ciegos en República Democrática del Congo
Alkarkutxa, 50 años de solidaridad interparroquial
La Caja Diocesana de Compensación-Alkarkutxa ha cumplido este año sus Bodas de Oro. Nació en 1973 como un organismo del Obispado de Bilbao, creado en ese momento “con el objetivo de administrar los recursos procedentes de la Conferencia Episcopal, así como las aportaciones de parroquias y sectores pastorales y las entregas personales de clérigos y laicos. También con las competencias de distribuir las retribuciones del clero y agentes pastorales y las asignaciones a las parroquias que lo necesiten, en espíritu de Cristiana Comunidad de Bienes”.
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