El misionero Josu Aretxaga, laico y miembro de la comunidad Adsis, lleva mas de 30 años de vida misionera en América Latina: en Uruguay, Ecuador, Perú y los últimos años en Bolivia. Estos días se encuentra en Bilbao por una cuestión de salud, que espera solucionar satisfactoriamente. Nos hemos reunido con él en la delegación de Misiones.
En el diálogo sale la pregunta sobre cómo entendemos la Misión en el mundo de hoy. Josu entiende que «la Misión es una comunión entre pueblos e iglesias. Un encuentro entre personas. Es aprender de la gente, de las culturas,…” Al hablar de las diferentes culturas, de lo que podemos aprender de ellas, un aspecto que destaca es que en ese convivir ha descubierto que “hay elementos de la religiosidad popular indígena en Bolivia que conectan con la Fratelli Tutti, con la Laudato Si’, como el vínculo que guardan aquellos pueblos con la tierra, como madre creadora: Pachamama, el vínculo de la naturaleza como reciprocidad con las personas…”
También hablamos del compromiso misionero en nuestras diócesis y Josu señala que hay mucha tarea que hacer en las comunidades de nuestras diócesis. “Hay mucho Sur aquí, pero no es lo mismo trabajar aquí habiendo ido al Sur. Salir, ir a la otra orilla y colocarte desde ahí, no es lo mismo que verlo desde tu propia realidad. Salir te da perspectiva. “Salir es necesario para la tarea pastoral, porque la enriquece, tanto aquí, como allá».
La Misión es construir Reino es trabajar por la justicia, por la fraternidad.
Compartimos también nuestra inquietud sobre cómo animar a los jóvenes a salir, a dedicar un tiempo de su vida al compromiso misionero, a estar junto a las personas empobrecidas en lugares donde nadie llega: ni iglesias, ni gobiernos y son hermanas y hermanos nuestros.
Josu afirma que para animar a los jóvenes sigue siendo importante ofrecer experiencias y coincidimos en que son motivadoras. Es una realidad que hay que acompañar y también dejarse acompañar. La dificultad está luego en el compromiso por largo tiempo. Esto tiene que ver con la sociedad en la que vivimos aquí. “Me falta una pieza en el diálogo con los jóvenes, lo viven como un pack, todo organizado. Lo quieren todo pero a la vez viven muy inseguros porque todo es muy precario. La realidad de los jóvenes de los países de América en los que he estado es que han vivido y viven esta situación de precariedad desde siempre.”
La comunidad Adsis lleva casi 20 años en Bolivia, pero le preguntamos sobre la realidad de la comunidad en el momento actual. Josu comparte que hay que buscar nuevas formas de incorporar personas en la comunidad. “Actualmente hay diferentes figuras o modos de pertenecer a la comunidad. Se han abierto formas como el voluntariado, o la de pertenecer como personas asociadas… El compromiso de vivir en comunidad, dejando a la familia, no se ve tanto como antes. Esta es una época de cambios, por eso estamos abiertos a todo”.
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