Alfredo Zabala Azkarate, riojano alavés de Oyón, había cumplido 76 años el 28 de enero de este 2021. Murió el 23 de febrero, la Covid 19 fue más fuerte. Por poco no llegó a celebrar las Bodas de Oro, había sido ordenado sacerdote el 11 de julio de 1971. En las líneas siguientes, el misionero Luis María Goikoetxea Burutxaga, amigo de Alfredo hace un semblante de la vida de Zabala que entre los años 2001 y 2012 fue el Delegado Diocesano de Misiones de Vitoria.
En 1972 llegó a Ecuador, aterrizó en El Guabo, provincia de El Oro, junto con una pequeña comunidad de Aliadas recorrieron el cantón visitando y acompañando parroquias, capillas y recintos. En la piscina de San Luis, de Pasaje para arriba, pasamos muchos lunes los curas de Machala, Puerto Bolívar, El Guabo, Santa Rosa, Arenillas, Huaquillas y las Mercedarias de Berriz que andaban por allí. De El Oro fue a San Isidro, en Manabí. Y de las tierras manabas salió, en 1977, para ser el coordinador del Grupo Misionero Vasco en Ecuador. Su predecesor era Antón Elkoro, de feliz memoria. A ese servicio eclesial se dedicó Alfredo en cuerpo y alma durante nueve años.
La vida del Grupo, en esos años, estaba entre Los Ríos, El Oro, Manabí y la Procura en Guayaquil. Para vacaciones y encuentros: El Inca, en Quito, casa de las IMS donde Josefa, Abueli, cuidaba a los enfermos y a los sanos. Manteníamos una comunicación estrecha, con los medios de entonces, con nuestras tres diócesis aquí. El obispo encargado de Misiones Diocesanas Vascas era Don José María Setién de quien Alfredo guardaba profundos y buenos recuerdos.
El Concilio Vaticano II había acompañado toda nuestra vida en el Seminario. Seguimos las cuatro sesiones conciliares a través de las crónicas de Martín Descalzo que nos tocaba leer y escuchar en el comedor de Latinos. Vivimos su inicial puesta en marcha en todo el tejido eclesial y, por lo que en entonces nos tocaba más directamente, en la reflexión teológica. Algunos profesores no sobrevivieron al impacto conciliar, otros pasaron a primera fila, otros llegaron en el momento oportuno.
Alfredo iba bien preparado con aquel equipaje, por eso mismo la recepción de Medellín no suponía para él una ruptura, sino un camino abierto, con señales muy claras. El Grupo venía repensando y remodelando la vida pastoral, su presencia misionera en Ecuador. Había ido a buscar inspiración en realidades pioneras entre los Delegados de la Palabra en Cholutecas – Honduras o en San Miguelito – Panamá. Tenía una excelente relación con Mons. Proaño y la diócesis de Riobamba. La Palabra de Dios, la Opción por los Pobres, las Comunidades, la Teología de la Liberación iban encontrando su espacio. A veces con mucha alegría, a veces con roces y heridas, como la vida misma. En el Grupo: seglares, religiosas, institutos seculares, curas fueron capaces de buscar y cuidar grandes opciones comunes. En el día a día, los acentos eran distintos según las zonas, los grupos y las personas. Alfredo supo acompañar lo común y los estilos propios.
En 1986 Alfredo viene para quedarse. Y quiere hacerlo en serio, como es él. Una clara señal es su inmersión en Lazkao para entrar en el euskera con cierta calidad. Su vida pastoral aquí fue pasando por Vitoria, La Ribera (Pobes), Nanclares y Valle de Kuartango, Agurain, Laguardia y parroquias cercanas. En esos mismos años fue Delegado episcopal rural de la zona sur de la diócesis entre 1990 y 1995 y Vicario rural para toda la diócesis entre el 2000 y el 2010.
Además, entre los años 2001 y 2012 fue el Delegado Diocesano de Misiones de Vitoria. Su trabajo de bisagra entre las dos instituciones misioneras (MMDDVV y OMP) que se encontraban muy divididas en aquellos tiempos, fue determinante para formar lo que actualmente es la Delegación de Misiones.
Tanto en el día a día parroquial como en las tareas de ámbito diocesano Alfredo era siempre reconocible por un estilo cercano, claro y respetuoso, insistente en que las cosas se hicieran bien y, aunque se enfadara, comprensivo con la fragilidad humana.
¿Cuántas horas ha dedicado a preparar, minuciosamente, la liturgia dominical, la catequesis, las reuniones? Incontables.
Alfredo fue misionero en el seminario desde el PreGMG y, ya en Teología, en el GMG (Grupo Máximo Guisasola). ¡Aquellas entrañables reuniones con quienes venían de América Latina y de África en la habitación de Don José Zunzunegi!
Alfredo, misionero en Ecuador y misionero aquí, siempre. Era su manera, nuestra manera, de ser curas, de seguir a Jesús, de ser Iglesia.
Un apunte personal: En enero de 1973 viajamos a Ecuador Iñaki Cámara, Ricardo Arrieta y Jesús Díez Caballero y yo. Estuve en Machala hasta finales de 1977. Vine con la intención de volver. Durante esas vacaciones, en 1978, me propusieron ser Asesor Latinoamericano de la JEC y del MIEC, en el equipo con sede en Lima. Hice algunas consultas serias sobre qué decisión tomar. Con Satur Gamarra y Andrés Ibáñez Arana aquí y con Alfredo, superior del Grupo en Ecuador. No sé en qué términos lo trataron en el Consejo, pero Alfredo apoyó plenamente mi ida a Lima como una extensión de nuestra actividad misionera, y lo mantuvo siempre. Se lo he agradecido en vida muchas veces y lo hago ahora, qué menos.
En 1981 coincidimos en los Cursos de Teología de la Universidad Católica de Lima Josetxu Martínez, Alfredo y yo. Celebramos la Fiesta de La Blanca en un restaurante chino, invitaba Satur Gamarra que venía de Chile.
Alfredo no tenía consultorio, ni despacho oficial, pero tenía el don de la escucha y el don de consejo. Gracias por la amistad, siempre, hasta el final.
Loli Elejalde dice
Alfredo Zabala. Amigo entrañable. Le conocí por el movimiento Scout junto a grupos de monte cercanos a la iglesia.
Fiel a sus principios fue consecuente a ellos y su vida ha sido reflejo de estos compromisos.
En aquellos tiempos , el seminarista y un montón de gente laica , nos traíamos unas discusiones tremendas sobre fe, iglesia, sociedad. Sin ponernos de acuerdo el siguió su norte.
Hoy , aunque muy lejos de sus creencias de fe e iglesia no dejo de entristecerme por su fallecimiento. He perdido un gran referente de vida y amistad
Misiones Diocesanas Vascas - Vitoria dice
Muchas gracias por tus palabras, Loli.