Entre 1965 y 1991 veintidós misioneros, sacerdotes y seglares de nuestra tierra se encaminaron hacia Katanga en la actual República Democrática del Congo. El compromiso formal de Misiones Diocesanas con la archidiócesis de Lubumbashi finalizó en 1991. Sin embargo, el vínculo fraterno y solidario se sigue manteniendo en nuestros días. El sacerdote vizcaíno Xabier Goicouria continúa su labor misionera en el barrio de Panda de la ciudad de Likasi.
Por otro lado, varias parroquias de nuestras diócesis están hermanadas con Mufunga, Kansenia y Bunkeya. Dos fundaciones vascas tienen como finalidad principal mantener el puente que nos une y seguir apoyando su desarrollo humano integral y la evangelización. A nivel institucional, el acuerdo de cooperación entre nuestras diócesis y la archidiócesis de Lubumbashi firmado en 2014 por el obispo delegado de Misiones Diocesanas sigue vigente. Nuestra relación estrecha con aquel territorio en el corazón del continente africano hace que nos sintamos más cercanos y aquella realidad nos interpele.
OMPress, servicio de prensa de las Obras Misionales Pontificias, publicaba la siguiente noticia en que se hace eco del clamor de aquella iglesia ante los reiterados ataques de los grupos Mai Mai en la zona.
¿Hasta cuándo, Señor?
Es el grito del obispo de Uvira, Mons. Sebastien Muyengo, y no es por el coronavirus, es ante el enésimo enfrentamiento y masacre en el este del Congo. En estos últimos días ha habido ataques de milicianos Mai Mai Bakata Katanga en varias ciudades del sur del Congo, en Lubumbashi, Likasi, Kasumbalesa, Bunkeya y Kakanda. La revista de los combonianos en Italia, Nigrizia, ha recogido la carta escrita por el obispo.
La Iglesia católica sigue elevando su voz para denunciar estos crímenes que, en nuestra preocupación por el coronavirus, ya no son noticia. Los Mai Mai Bakata Katanga son otro de esos grupos que mantienen el caos para que los minerales de esta zona se puedan saquear. En su momento reclamaron la independencia de Katanga del resto del Congo, hoy ya no se sabe lo que quieren. Mons. Muyengo ha luchado durante años contra todas estas violencias, recibiendo repetidas amenazas de muerte. Por eso se pregunta: “¿Hasta cuándo, Señor?”. (…)
De noche pienso con frecuencia en el Salmo 82 que dice ‘sois dioses, e hijos del Altísimo todos’. En vez de considerarnos hijos que se asemejan al Padre en el amor, nos consideramos ‘padres eternos’ que pueden subyugar la tierra. Violentarla y saquearla. Tenemos una creación excesivamente bajo estrés. El G8, las grandes potencias mundiales, nos han hecho creer en su poder para dominar la naturaleza hasta olvidar a su Creador.
Hoy, sin embargo, un pequeño virus invisible viene a revelar nuestra impotencia, fragilidad y pequeñez. Podría ser el momento de pararnos, sentarnos para meditar, reflexionar, orar, mirar atrás y, sin embargo, las masacres y la violencia siguen en nuestro amado país. ¿Hasta cuándo, Señor? Debería ser el momento para decir como el hijo pródigo: me levantaré e iré a casa de mi Padre, y le diré: Padre, he pecado contra la creación y contra ti, el Creador”.
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