Por Trini Ortiz. Misionera de Santa María. 32 años en Angola
Me pedís unas líneas sobre el lema de este año para la campaña de Misiones Diocesanas: “La Misión es Vida”.
Yo añadiría: “La Misión es vida y es alegría”. Como nos dice el Papa Francisco al comienzo de su Carta Apostólica: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
Llamadas a ser testigos, a llevar la vida de Jesús y su Palabra, en nuestra andadura misionera esta vida y alegría han estado continuamente presentes, reflejadas casi siempre en todas las personas con quienes nos hemos relacionado, principalmente los niños. Nos hemos sentido compensadas de todos los trabajos, contratiempos y dificultades, con el agradecimiento y la vida de todos a los que hemos intentado ayudar, curar y evangelizar.
Tantos niños que llegaban al centro de salud con fiebres altísimas, a causa del paludismo, bronquitis, neumonía… y, después de recibir nuestros cuidados y superar la fiebre, les cambiaba la fisonomía: que ganas de vivir, que sonrisas… O las señoras enfermas o que no podían tener hijos y, después del tratamiento adecuado o después de una ecografía, con que entusiasmo danzaban, dando gracias a Dios y a las hermanas por haber recobrado la salud o haberse quedado embarazadas.
Hemos visto cumplidas las Bienaventuranzas de Jesús en tantísimas personas pobres, humildes, que lloran, que pasan hambre y sin embargo son felices porque no necesitan tanto para vivir. La alegría de los niños, faltos a veces hasta de lo necesario y casi siempre contentos, jugando y riendo. Tantas “mamás” o abuelas participando en celebraciones interminables, cantando, suplicando, alabando y dando gracias a Dios, sin prisa alguna. Esos “támbulas” (ofertorios) inacabables, danzando y ofreciendo con ilusión y alegría tantas cosas… en ocasiones, como la viuda del Evangelio, a pesar de las carencias y necesidades en su propia casa.
Como también nos dice el Papa Francisco, que “no perdamos el entusiasmo al olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas”. Porque la Misión es Vida.
Trini Ortiz. Misionera de Santa María. 32 años en Angola
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