“En estos días, grandes inundaciones han sembrado luto y devastación en varias regiones de Mozambique, Zimbabue y Malawi”, decía el Papa Francisco ayer durante la audiencia general del miércoles. “A estas queridas poblaciones expreso mi dolor y mi cercanía. Confío las muchas víctimas y sus familias a la misericordia de Dios e imploro su consuelo y apoyo para cuantos han sido golpeados por esta calamidad”, añadía.
El 14 de marzo el ciclón tropical Idai entraba en tierra desde el Océano Índico por la ciudad de Beira, la segunda ciudad más grande de Mozambique y un importante puerto. La ciudad tras su paso ha quedado prácticamente arrasada. De Mozambique, Idai pasó hacia Zimbabue, causando destrucción y muerte y aunque las cifras oficiales hablan de varios centenares de muertos, el número podría incluso triplicarse.
Las instalaciones de la Iglesia por todo Zimbabue están siendo utilizadas para brindar refugio a quienes han perdido sus hogares, además de para coordinar la respuesta de emergencia. Ha habido desprendimientos de tierras, inundaciones y vientos huracanados. El problema es el agua potable, además de que empiezan a escasear los alimentos.
En la archidiócesis de Beira, se ha creado una comisión de emergencia para intentar paliar en lo posible la situación. No hay energía eléctrica y tienen dificultades en las redes de comunicación, además es especialmente terrible la situación de Búzi, una localidad que sigue sumergida y aislada. El informe que ha divulgado la archidiócesis es desolador con más 140.000 familias afectadas, de las que el 20% lo ha perdido todo. Muchas escuelas, residencias e iglesias han quedado dañadas, en muchos casos gravemente.
En Malawi, la devastación comenzó el 5 de marzo, con medio millón de personas afectadas y cientos los heridos. Considerado uno de los cinco países más pobres del mundo, este desastre natural agrava aún más la situación de los más desfavorecidos, al igual que ocurre en sus vecinos Mozambique y Zimbabue.
Ya con fecha del 13 de octubre el presidente de las Obras Misionales Pontificias, Mons. Giampietro Dal Toso, respondía al llamamiento pidiendo ayuda de los obispos de Malawi, por lo que, desde esa fecha, se están encauzando donaciones hacia el país, de los fondos que recaudan las OMP y de donativos de particulares.
OMPRESS-MOZAMBIQUE
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