Ainara y Raquel (a la izquierda y derecha de la foto) son dos seglares alavesas que, tras realizar el curso Aldatuz de la Delegación de Misiones, van a viajar a Kaikor, Kenia para vivir de cerca una experiencia de verano con el pueblo turkana acompañadas de las religiosas marianitas.
¡Hola! Somos Raquel y Ainara, tenemos 43 y 35 años y pertenecemos al sector de adultos de la Acción Católica General de la Diócesis de Vitoria.
Hace unos cuantos años, tuvimos la gran suerte de conocer a Consuelo y a Matilde, Hnas. Marianitas de Ecuador, que vienen cada año a visitar nuestra Diócesis, y su testimonio de fe y servicio nos tocaron el corazón. Las condiciones de vida del pueblo Turkana, sin acceso a nada (alimentación, agua, salud, educación, etc.) nos llegaron como una llamada: Y, nosotras, ¿qué podemos hacer?.
Hace un año y medio, la hermana Consuelo nos invitó a acompañarlas y conocer, in situ, la situación de un lugar remoto y un pueblo olvidado. Después de reflexionarlo, compartirlo con personas que han vivido experiencias misioneras y rezarlo mucho, decidimos decir sí, con mucha ilusión a esta experiencia que, sin duda, va a ser muy significativa en nuestras vidas. Además vamos también con dos amigas de la Diócesis de Bilbao, Esti y Jaione.
Las hermanas Marianitas llevan muchos años de misión en África subsahariana, en concreto, en Etiopía y Kenia. Nosotras vamos al pueblo de Kaikor, al norte de Kenia muy cerca de las fronteras de Sudán del Sur y Etiopía. En Kaikor, pueblo que pertenece a la Diócesis de Lodwar, vive el pueblo de los Turkana, una tribu nómada. Las condiciones vitales de la zona son muy duras y extremas debido al clima desértico y las altas temperaturas, la escasez de agua, la falta de alimentos… Gracias al trabajo que están desarrollando las hermanas Marianitas y otras congregaciones que viven día a día con ellos y ellas, acompañándoles a su ritmo, están mejorando poco a poco la vida de este pueblo a través de los proyectos que están llevando a cabo de promoción de las personas: guarderías para niños y niñas, consultorio móvil de salud, pozos de agua, grupos de promoción de la mujer, proyecto de huertas (formación y desarrollo), grupos cristianos de hombres y mujeres, infancia misionera, acompañamiento a personas mayores solas y/o abandonadas, etc.
Los objetivos de nuestra visita a Kaikor no son otros que conocer y vivir, en primera persona, la realidad vital de los Turkana, acompañar a las hermanas en el trabajo que están realizando y a la vuelta poder transmitir nuestra experiencia. Llevamos preparados, a petición de las hermanas, dos talleres para mujeres, uno de elaboración de bolsas de tela y otro de empoderamiento (autoestima, confianza, emociones, anatomía y salud, comunicación interpersonal, afectividad…). Nuestra actitud ante todo lo que vamos a compartir con ellos y ellas es de absoluta humildad, respeto y apertura al aprendizaje de las personas con las que vamos a compartir fe y vida.
En octubre comenzamos el curso “Aldatuz” con Misiones Diocesanas el cual nos ha ayudado a preparar la experiencia. Hemos reflexionado sobre la situación de los países del Sur y la responsabilidad que tenemos los países del Norte, hemos disfrutado de testimonios misioneros con personas de la Diócesis que nos han transmitido sus vivencias y muchos buenos consejos. Consuelo y Matilde también nos han acompañado en este proceso, cuando estuvieron en Vitoria con las voces del Sur y desde Kenia muy pendientes de nosotras. Ha sido un grupo en el que hemos podido compartir reflexión,ilusión, inquietudes, miedos, oración… Queremos dar las gracias a todas las compañeras de este grupo que nos han ayudado en este proceso de aprendizaje: Macarena, Merche, Isabel, Elena, Maite, Marta. No nos olvidamos del acompañamiento y apoyo recibido de las personas responsables de Misiones Diocesanas que nos han situado y preparado para vivir esta experiencia: Fran, Elena y Estíbaliz.
Matilde y Consuelo nos decían en una de las muchas charlas que hemos tenido con ellas: “Esto no se puede hacer sin Dios, no aguantaríamos”. Poco tenemos que añadir a estas palabras, Dios nos envía, Dios nos acompaña y Dios va a estar presente en cada uno de los rostros de las personas que vamos a conocer. Estamos seguras que vamos a vivir una experiencia profunda de fe y de crecimiento personal.
Muchas gracias a todas las personas que nos queréis y que nos estáis apoyando tanto en este sueño que en dos días se hace realidad.
Raquel y Ainara
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