El salón Bengoleku de la parroquia de San Vicente de Abando acogió el miércoles pasado, la reunión del grupo de misioneros diocesanos que han estado en R.D. del Congo, que junto a miembros de las fundaciones, Goicouria y Amigos de Mufunga, y de la delegación de Misiones, recibieron a Maribe Bengoetxea, misionera mercedaria de Berriz que trabaja en el Congo desde hace 54 años, que llegó acompañada por su su hermana Loli .
Durante la reunión, que transcurrió en un ambiente muy agradable, Maribe informó sobre la difícil situación política y social por la que está atravesando el país; aunque señaló que en Likasi ( diócesis de Lubumbashi) donde ella vive, la situación está tranquila.Mas información sobre el Congo
También compartió algunos de los proyectos en los que trabajan las mercedarias. En este momento la comunidad está compuesta por tres misioneras. Dos congoleñas y ella.
Entre los proyectos que llevan adelante, está un colegio que cuenta con 1.200 alumnas y alumnos aunque la mayoría son chicas. Se intenta favorecer la escolarización y formación principalmente de las mujeres. Comienzan con 12 años y terminan con 18-20 años. Cuando finalizan el proceso obtienen una formación en pedagogía, bioquímica e informática, esta última ha sido implementada hace 4 años.
Otro de los proyectos son los talleres de corte y confección dirigidos a mujeres, de los que se encarga específicamente Maribe. Al terminar esta formación, las alumnas están capacitadas para poder trabajar en ello, pero el proceso es difícil. Muchas se quedan en el camino por la dificultad de poder compaginar los trabajos del día a día con la formación. Por eso, uno de los objetivos de Maribe en estos talleres es, además de la capacitación, animarlas motivarlas y apoyarlas para que terminen todo el proceso.
También hubo espacio para las anécdotas y los “sucedidos”, que Maribe y el resto del grupo contaron con humor.
Escuchar el testimonio de vida, de fe de Maribe es un privilegio. Nos impulsa a continuar con esperanza e ilusión la tarea misionera. A sus 83 años de edad, esta misionera de Getxo, mantiene intacta la fuerza, la ilusión, incluso la salud y vitalidad de cuando se marchó al Congo hace 54 años.
¡Le agradecemos su testimonio de vida!
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