Con este título se editaba, hace tres años, un libro sobre la figura de Bittor Garaigordobil realizado a partir de testimonios de sacerdotes, seglares (de aquí y de Ecuador) y religiosas sobre su persona. Fotos históricas, de los comienzos de las Misiones Diocesanas, con otras más modernas de su presencia en Urkiola, centro de la interdiocesanidad, se recogieron también en un pequeño video que se proyectó en un primero de mayo, cuando Bittor cumplia 100 años.
Posteriormente se realizó un vídeo documental que se servía de la vida de D. Victor para narrar también la vida de las Misiones Diocesanas Vascas: «Ordago a pequeña». La coincidencia de los 100 años de Bittor, los 50 de su nombramiento como prelado así como la presentación de estos libros y vídeos, nos han permitido homenajearle en vida.
Y es que nuestro querido Bittor ha sido un símbolo de las Misiones Diocesanas Vascas. Ha definido, con su vida y sus opciones, una forma de hacer misión. Dispuesto a aprender, a inculturarse. Desprendido y cercano a todas las personas. Con una opción preferencial por lo pobres y por la vida en equipo, en grupo. Opciones que, como no puede ser de otra forma, ha llevado a su vida.
Hoy queremos dar gracias por la vida de D. Bittor Garaigordobil. Por haberle conocido y haber podido disfrutar de su presencia. Porque nos ha transmitido a Cristo de forma sencilla, tal como él era, un baserritarra de Amaitermin. Porque nos deja un camino abierto para que más personas podamos servir a Dios desde nuestra vocación misionera, aquí y en todo el mundo.
Eskerrik asko Bittor.
Deja una respuesta