«En nuestro camino de acercamiento al continente africano, realizaremos un doble esfuerzo. El primero romper con la imagen de que África es una y evitar expresiones como: un baile africano, una choza africana, un vestido africano, una misa africana… África es un colectivo de 55 naciones (incluyendo al Sahara occidental) con sus lenguas, culturas, historia y tradiciones muy variadas y ricas. El segundo esfuerzo será de integración, porque África tiene su lugar en el espacio mundial. Es decir, África no es la cola del mundo por su pobreza (quizá es el resto del mundo que la hacen pobre)». Jaume Calvera
Al preparar la campaña, pedimos la colaboración de un grupo de personas que nos han ayudado a reflexionar sobre el lema elegido para este año. Una de esas personas es Jaume Calvera, misionero comboniano y director de la revista «Mundo Negro».
Compartimos su reflexión completa, con la intención de ampliar nuestras miradas sobre África, y ayudarnos a descubrir lo que de hecho está brotando en ese gran continente:
Dicen a menudo los Sotho del noreste de Sudáfrica: “Motho ke motho ka batho”, algo así como “la persona es persona a causa de la gente”. Es decir que soy persona, porque vivo entre gente. Esta fuerza y cohesión social que experimenta el pueblo sotho y muchos otros pueblos de África, es una auténtica novedad que está cargada de fuerza y hace sentirse al africano “a gusto” cuando está en medio de la gente. Cuando subimos a un autobús aquí y está medio vacío, buscamos un asiento aislado para que no se note que queremos estar cerca de alguien desconocido. Cuando en muchas partes de África se sube a un autobús, aunque esté medio vacío, se busca un asiento cerca de alguien para entablar conversación y poder descubrir pronto que algo nos une. ¡Qué gran diferencia!
En nuestro camino de acercamiento al continente africano, realizaremos un doble esfuerzo. El primero romper con la imagen de que África es una y evitar expresiones como: un baile africano, una choza africana, un vestido africano, una misa africana… África es un colectivo de 55 naciones (incluyendo al Sahara occidental) con sus lenguas, culturas, historia y tradiciones muy variadas y ricas. El segundo esfuerzo será de integración, porque África tiene su lugar en el espacio mundial. Es decir, África no es la cola del mundo por su pobreza (quizá es el resto del mundo que la hacen pobre). África no puede ser el paradigma de lo inútil y ridículo. Recientemente un conocido político español, definía el odio que tenía un miembro de su partido hacia otro diciendo: “Le tiene un odio africano”, ¿por qué no dijo un odio europeo?
África y su gente.
“Mirad, voy a hacer algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?” (Is. 43, 19) África lleva años, haciendo algo nuevo y ya es hora de que lo notemos. África ha dado recientemente personajes de gran talla eclesial como: Santa Josephina Bakhita (Sudán, 1869 – 1947), Beata Marie-Clémentine Anuarite Nengapeta (República Democrática del Congo, 1939-1964), Beato Benedict Daswa, martir (Sudáfrica, 1946 – 1990); políticos como Nelson Mandela (Sudáfrica, 1918-2013) y Julius Nyerere (Tanzania, 1922-1999); mujeres animadoras sociales como Marguerite Barankitse (Burundi, 1957) o el premio novel de literatura Wole Soyinka (Senegal, 1934) o la sudafricana Nadine Gordimer, premio nobel de literatura (Sudáfrica, 1923-2014), solo por mencionar algunos y siendo conscientes de los muchos que nos dejamos.
África y la Iglesia.
Hablar de crisis en la Iglesia es no conocer la vitalidad de las comunidades cristianas en África. Las Eucaristías de los domingos, el aumento de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, la presencia de catequistas como auténticos transmisores de la fe, la incidencia de la fe en la vida social y política son una fiel muestra de una Iglesia viva. Sorprende el coraje que tienen muchas conferencias episcopales en el momento de denunciar a sus líderes políticos y de ponerle nombre a la corrupción. Algunos, como el cardenal Laurent Monsengwo en Kinshasa (R.D. de Congo) están hoy siendo acusados falsamente como instigadores en contra del poder establecido.
La Iglesia en África tiene que navegar en medio de importantes conflictos y tensiones con el mundo islámico, buscando cauces de diálogo. Los ataques a las iglesias y comunidades cristianas, la hacen una iglesia martirial en muchas circunstancias. Los grupos armados y terroristas tienen en la iglesia objetivos blandos donde atacar.
África y su justicia.
Dice el salmo: “¿Podrás aliarte con un tribunal corrompido, que dicta sentencias injustas valiéndose de la ley”? (Salmo 94, 20). África, como otros continentes y países del mundo, se enfrenta a un grave tema de corrupción. No se trata de hacer leyes, se trata de hacer justicia. “Buscad el reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura” (Mt. 6, 33). “No está hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre” (Mc. 2, 27)) El déficit de justicia en África es elevado y esta es una realidad pendiente en la sociedad y política africana.
Existencia y naturaleza del ser supremo
Los primeros exploradores hicieron mucho daño con sus estudios poco fundados y llenos de prejuicios, basados sobre todo en la ignorancia que tenían de las lenguas africanas de los pueblos y culturas que analizaban. Es conocido el estudio del explorador británico, Samuel Baker, en un informe que en el año 1866 envió a la Sociedad Etnológica de Londres, afirmaba:
Todos estos pueblos, sin excepción alguna, carecen de credo en el ser supremo, así como de toda forma de adoración o idolatría. Las tinieblas de su mente no están iluminadas ni siquiera por un rayo de superstición. Su inteligencia está tan estancada como las innumerables ciénagas que pueblan su mísero mundo.
“Nadie enseña a un niño sobre el ser supremo”, dice un proverbio ashanti. Es una forma elocuente de expresar la convicción de que la existencia de Dios es de evidencia inmediata y no fruto de un aprendizaje o de una demostración. En casi todos los pueblos de África se encuentra la creencia en un ser supremo, al cual se le conceden una serie de atributos enunciados generalmente no de forma abstracta –al estilo de la teología occidental-, sino visualizados en acciones concretas. Dios es, por ejemplo, el que “moldea los niños en el vientre de sus madres”, como dicen los baganda; es “el que sopla” o “el que cae”, como dicen los tonga, significando con ello que es Él quien hace soplar el viento o caer la lluvia.
El nombre propio con que Dios es conocido en muchos lugares expresa ya algún atributo. Para los ngombe, Dios es “el que dura por siempre en la selva” (la selva simboliza la eternidad). Los ila y los baluba vinculan su naturaleza eterna con la aparente interminable duración del sol y le llaman “el de los muchos soles”. Los zulúes lo llaman “el que es más grande que todos” (Baba Nkulu Nkulu), o también “el que vino a la existencia por si mismo”.
El lenguaje puede a veces inducir a creer que hay una identificación entre Dios y determinados fenómenos de la naturaleza, tales como la lluvia, la tormenta, el sol… En el norte de Nigeria, la misma palabra sirve para designar a Dios y al sol. Sin embargo, se marca la distinción mediante sufijos. Dicen, por ejemplo: “El sol cae al atardecer, pero el Sol está todavía allí”. Es también frecuente que un único vocablo signifique a la vez Dios y firmamento. Pero, igualmente en este caso, el idioma mismo –y no sólo el contexto- dispone de recursos para distinguir si se está hablando del uno o del otro.
Algunos pueblos ponen mucho énfasis en la lejanía e inaccesibilidad de Dios. Los lunda dicen que su verdadero nombre no se puede saber, porque es demasiado alto para nosotros, y le llaman “el desconocido”; los ngombe, por su parte, le llaman “el inexplicable”. Los Akamba dicen que Mulungu (Dios) “es el que está solo”; nadie le invoca, ni siquiera en la dificultad. No se le imagina como alguien con el que pueda haber una relación personal. Hay alguna tribu que parece tener una idea muy vaga de Dios. Creen que algún día pasó por la tierra, pero que se fue de ella y no se sabe ni dónde está ni lo que hace. Entre él y los hombres se han interpuesto los antepasados que son los que intervienen en los asuntos humanos. Los suazi creen que, si alguna vez Dios diese directamente alguna señal de sí mismo, sería muy peligroso y habría que interpretarlo como el presagio de una catástrofe.
Es por eso que Dios es la gran riqueza de África. El concepto de ateísmo entre los africanos es prácticamente inexistente. Es precisamente el concepto de Dios o de un ser supremo, que unifica a todo el continente. Desde el Dios cristiano de su Hijo Jesucristo a las aproximaciones respetuosas de las grandes religiones tradicionales africanas hay un caudal religioso que no puede ser ignorado.
África es una Iglesia misionera
Para entender esta dimensión, que entra completamente en la visión de una Iglesia en “salida” como pide el Papa Francisco, será necesario entrar en una dinámica de reciprocidad. Ya no somos desde Europa una iglesia que da (dinero, vocaciones, asistencia sanitaria, profesorado, agentes de pastoral, proyectos agrícolas) somos también desde Europa una Iglesia que necesita ser evangelizada, necesita agentes de pastoral externos. Somos una iglesia que debería activar con más persistencia apostólica los catecumenados para iniciar procesos de conversión y catequesis. Nuestras iglesias de Europa deberían involucrar mucho más al mundo laical, tal como ya está haciendo África en muchas áreas pastorales. Es decir tenemos que convencernos y decir de corazón que debemos ser una iglesia que está dispuesta a recibir.
Por otro lado África debe retirar esta mano siempre extendida para pedir y ser una Iglesia donde cada vez tiene más capacidad de extender la mano para dar: comunidades con vitalidad cristiana, vocaciones sacerdotales y a la vida religiosa, testimonios de fe y de persecución, etc.
Una Iglesia donde el “Motho ke motho ka batho”, es una práctica pastoral que vive y comparte la misma fe en el Cristo muerto y resucitado (Hechos de los Apóstoles 14, 21-28), una iglesia joven que da y recibe; que vive su fe en comunidad y trabaja en comunión en las labores pastorales.
Si quieres conocer más sobre la campaña de Misiones de este año, tienes todos los materiales aquí:
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