La revista Los Ríos publicará en su próximo número (258. Octubre 2017) una entrevista con Peru Sasia, presidente de la Federación de Bancos Éticos y Alternativos. Como adelanto y por su interés publicamos íntegramente el manifiesto de la Banca Ética.
El Pensamiento social de referencia
El mayor interés es el interés de todos. Esta afirmación ha hecho que nosotros/as – hombres, mujeres, organizaciones y movimientos- hayamos dado vida desde 1999 a Banca Etica: un banco popular, con un accionariado extendido y activo y con la opción cooperativa como valor y como opción organizativa que hace propio el concepto de ciudadanía activa y reponsable: cada sujeto se siente directamente interpelado y por lo tanto toma parte activa en el proceso de crecimiento humano y económico de la sociedad
Una visión de la sociedad y del papel de la ciudadanía de la que brota un pensamiento basado en:
-la primacía de la persona sobre el mercado y el reconocimiento de sus derechos y deberes ;
-la igualdad de oportunidades ofertada a todas las personas, hombres y mujeres, de modo que sean creadores del proyecto de su propia de vida en sus diferentes aspectos : sociales, relacionales, emocionales, económicos
-la equidad y sobriedad en la producción y distribución de la riqueza y en el uso de los recursos;
-la capacidad de escuchar y el apoyo de la comunidades y del territorio que se organiza para dar respuesta a necesidades individuales y colectivas;
– la atención a las necesidades de las personas más vulnerables y la respuesta a éstas mediante un trabajo en red, dando valor a lo que ya está construido y cooperando con todos los agentes sociales, institucionales y económicos del territorio
-la corresponsabilidad en la construcción de una sociedad justa, sostenible e integradora que se realiza sólo a través de una continua interacción, cooperación, participación y acción colectiva entre todos los actores de la sociedad;
-el uso respetuoso de los recursos naturales del medio ambiente
-la cultura de la legalidad que va más allá del cumplimiento de las leyes y se convierte en un elemento fundante de un pacto por una nueva sociedad civil;
– la subordinación de la propiedad al interés colectivo.
– Los valores del movimiento feminista en los asuntos políticos, sociales, económicos y culturales.
Un pensamiento económico al servicio de las necesidades de la persona y de la comunidad
La puesta en común de estos principios y el esfuerzo constante para hacerlos realidad nos ha llevado a desarrollar una visión común de la ética y de la sociedad en la cual las personas, las organizaciones y las comunidades se reconocen.
A partir de esto llegamos a un pensamiento económico pluralista, que legitima la actividad económica que realmente está al servicio de las necesidades de las personas y de las comunidades: una economía para las personas y la sociedad y no viceversa. Y nuestro compromiso de contribuir a la eliminación de los obstáculos de orden económico, político, social y cultural que limitan de hecho la libertad e igualdad de la ciudadanía impidiendo el pleno desarrollo de la persona humana.
El papel de intermediación de crédito como un instrumento de cambio y de participación
Nos reconocemos en esta visión de la economía social y solidaria y participamos en su realización como intermediarios de crédito, en una óptica de corresponsabilidad con los otros participantes del territorio:
- dando crédito a los/as que trabajan por el bien común;
- convirtiéndonos en un instrumento alternativo y diferente a la especulación capitalista.
- desencadenando procesos culturales.
Así, el banco se convierte en un instrumento de la democracia económica, ya que permite:
- la ciudadanía, en su papel de personas ahorradoras, consumidoras, trabajadoras, emprendedoras, socias, ejercer su poder de elección consciente y responsable;
- a la persona socia a participar directamente en los procesos de toma de decisiones, en particular a través del sistema gobernanza extendida.
También estamos comprometidos y comprometidas en promover un uso consciente del dinero apoyando vías de crecimiento social y de educación financiera.
Como banco afirmamos la primacía del trabajo sobre las rentas del capital en la producción de ingresos, no considerando legítimo que esta producción de ingresos venga determinada sólo por la posesión y el intercambio de dinero.
Consideramos el trabajo una parte esencial de la vida humana y una herramienta de auto
realización hasta el punto de que la «creación de empleo» que dignifica, en particular cuando hay poco es uno de los criterios con los que se evalúa la calidad crediticia.
Reconocemos la importancia de generar un balance económico positivo que sea, indicador de una gestión sana y eficaz y en todo caso siempre dirigido a la realización de nuestra misión.
Creemos que es necesario, teniendo en cuenta el papel de agente de cambio de la banca que nuestro gobierno debe ser mantenido e interpelado a través de una interacción regular y el diálogo entre todas las partes interesadas, a la luz de las normas, espacios de discusión y objetivos compartidos. Esto se refleja de un modo directo y concreto en la originalidad del modelo organizativo de la entidad que integra la acción de Grupos de Miembros de la Iniciativa Territorial (GIT) con el trabajo de la red operativa.
El ahorro como bien común y el crédito como el derecho-deber de la persona
Consideramos el ahorro como un bien común y el crédito como un derecho- deber de la persona.
El ahorro tiene un doble valor:
– Personal/Comunitario, porque apartando recursos, la persona / la comunidad asegura la respuesta a las necesidades o a proyectos de futuro;
– social, convirtiéndose así en bien común, ya que la riqueza puede ser recirculada
como crédito para personas y organizaciones que lo necesiten.
Partiendo del supuesto de que la confianza es la base de las buenas relaciones entre las personas, y que sin confianza no puede haber crédito, consideramos el crédito como un derecho humano, pero lo asociamos al mismo tiempo a los principios de corresponsabilidad, prudencia y justicia.
El crédito es un derecho porque la persona tiene que saber que pueden confiar en su utilidad para construir y desarrollar su propio proyecto de vida: un derecho que le garantice y permite el acceso a otros derechos de la persona y de la comunidad.
El crédito es un deber que la parte deudora tiene en relación con la parte acreedora, asumiendo la responsabilidad del retorno y del uso adecuado de los recursos asignados.
Visión de la sociedad |
La igual dignidad de todas las personas
El modelo de sociedad que queremos reconocer se basa principalmente en la Justicia. Este valor se traduce concretamente en un modo de producción y de distribución equitativa de la riqueza que tenga en cuenta las necesidades del individuo, así como las de la comunidad.
Creemos en una sociedad que, en las acciones de todos los días:
– reconozca la igual dignidad de todas las personas que la componen, el respeto, la complementariedad y la estima de la diversidad y el pluralismo;
– crea y mantenga la premisa de que cada persona puede y debe tener la libertad de desarrollar su propio proyecto de vida en armonía con el de las demás;
– afirme con los hechos que la persona humana constituye un valor en sí misma;
– crea que las estructuras son para la persona y no la persona para las estructuras
– testimonie que la ayuda a la persona, incluso la económica, es auténtica si es liberadora y promueve su crecimiento humano y social, si le restituye sus derechos y la acompaña hacia la autonomía; la autogestión y su empoderamiento.
-promueva y estimule la reciprocidad, la interdependencia, la corresponsabilidad y garantice una atención preferente a las personas en situación de desventaja y empobrecimiento, teniendo en cuenta las nuevas formas emergentes de pobreza y marginación.
– considere que toda actitud será política y, por lo tanto, coherente con la lucha por la justicia, la transformación y la sinergia con otras realidades de economía social y solidaria, de promoción cultural y social.
– promueva una igualdad de derecho y deberes por parte de mujeres y hombres y por lo tanto la mujer tenga la libertad de desempeñar el papel que escoja socialmente desde la autonomía y la libertad de pensamiento.
Asunción de responsabilidad por parte de todos los actores sociales El pensamiento social que emerge de esta visión se basa en la participación y la asunción de responsabilidad por parte de los actores sociales que comparten la búsqueda de respuestas adecuadas a las necesidades de las personas y de la comunidad.
Instituciones públicas, empresas y organizaciones sociales deben actuar conjuntamente, a través de la acción colectiva, para promover la auto-organización y las relaciones sociales de las comunidades locales.
Promovemos, por lo tanto:
– el voluntariado como una acción directa integradora y gratuita de la ciudadanía;
– los procesos de participación de la base social y de los diseños compartidos;
– formas de bienestar local que fomenten, en una óptica generadora de inversión y no de costos, el desarrollo de la comunidad territorial y al mismo tiempo el refuerzo de los recursos de la persona.
Esto no exime al Estado y las Instituciones públicas de la participación en este proceso de crecimiento civil, sino más bien refuerza su papel como garante de los derechos de la ciudadanía.
Por lo tanto, deben ser recuperado, de una manera más eficaz y participativa, junto con otros agentes de la zona, los valores que son la base del estado social, para garantizar los elementos que se consideran esenciales para la realización de la persona y para el reconocimiento de su especificidad y / o singularidad: acceso a los servicios
básicos, igualdad de oportunidades, trabajo. Y avanzar hacia un sistema económico que abandone definitivamente el capitalismo.
Generar «capital social»
Nos corresponde el papel de «dar movilidad» a la riqueza, no sólo la monetaria y material, sino también la riqueza del saber, de las destrezas, de la diversidad, de los valores, de la pedagogía de los cuidados: un capital que entonces viene a ser, al mismo tiempo, social, humano, material, inmaterial, económico y financiero.
Esto significa que podemos llegar a ser cada vez más un lugar de encuentro y relación en medio de las diferentes realidades locales, favoreciendo así la promoción y la creación de redes de las «grandes riquezas» presentes en nuestras comunidades territoriales.
Un modelo integrado de la sostenibilidad
desarrollo, para esta sociedad, es ante todo desarrollo humano y social en el repeto al medio ambiente y a los recursos naturales. A este criterio deben responder también a las actividades económicas y financieras. La economía y las finanzas son subconjuntos del sistema «Sociedad» y de ahí que deban respetar la ética, los valores, las potencialidades, las especificidades y los límites. Creemos, por tanto, en un modelo de sostenibilidad estrechamente conectado con:
– la calidad de vida del individuo y de la comunidad;
– el respeto por el equilibrio ecológico, por la conservación, por la biodiversidad;
– el compromiso para reducir el consumo, los residuos, la basura;
– las inversiones en el campo de la producción de energía a partir de fuentes renovables;
– la soberanía alimentaria;
– la garantía del futuro para las generaciones venideras.
– el avance hacia un modelo de consumo responsable donde todas las personas puedan vivir mejor con menos.
El medio ambiente, es decir, el escenario y el contexto en el que vive, trabaja y crece cada comunidad, incluye e integra tanto la dimensión humana como la natural. De ello se deduce una necesaria interdependencia entre economía y ecología, que lleva a elegir y desarrollar las actividades productivas que sean » ecológicamente sostenibles “, o más bien que preserven el capital natural intacto, y a la vez que no afecten a la capacidad de los ecosistemas para regenerarse.
De hecho, tenemos que superar la dicotomía entre la producción económica y la conservación de la naturaleza, armonizando al mismo tiempo los objetivos económicos con la protección de este patrimonio.
Visión de la economía y de las finanzas |
Las distorsiones en el actual sistema financiero y posibles acciones
La actividad financiera tiene, en esencia, el objetivo de transferir riqueza desde el ahorro hacia la necesidad. En las últimas décadas, las finanzas han perdido de vista con demasiada frecuencia su objetivo original, a causa en buen medida del crecimiento de la actividad especulativa, muchasa veces utilizada como pantalla para comportamientos ilegales.
Creemos que es posible y necesario redirigir las finanzas hacia la consecución del bienestar colectivo.
En este contexto, apoyamos todas las acciones culturales, políticas y y de movilización pública que propongan intervenciones sobre las distorsiones existentes en el sistema financiero. En particular, queremos dar relevancia a las acciones que propongan:
– contrarrestar la especulación financiera a través también de impuestos sobre la rentas financieras para obtener recursos para el bienestar, el medio ambiente y la cooperación;
– eliminar los paraísos fiscales;
– poner en práctica la separación entre la banca comercial al servicio de la economía real y las instituciones de inversión;
– caminar hacia unas normas específicas para las finanzas éticas, facilitando así las actividades relacionadas con ella, incluido el microcrédito.
Apoyando una nueva economía para el bien común y los bienes comúnes
De estos principios se sigue nuestro compromiso de orientar las actividades de intermediación financiera hacia la economía «real», valorando las consecuencias no económicas de las actividades económicas y fomentando y dando crédito a las experiencias que producen:
– bienes relacionales, factores cualitativamente positivos que caracterizan a las tramas de relaciones que se establecen entre los que participan en intercambios sociales y económicos;
– patrimonio cultural, elementos que ponen en valor la especificidad cultural, artística y productiva de un terrotoio, entendiéndolo no como defensa del localismo, sino como medio para promover la comunidad ;
– recursos naturales y ambientales que concurren para forman el medio ambiente y el paisaje.
Nos oponemos a la exclusión social y el aumento de la desigualdad económica, en particular mediante la oferta de productos bancarios inclusivos, con una específica actividad socio-cultural y con la educación económico-financiera.
La visión de la economía que auspiciamos se basa en un modelo de desarrollo en el que los tres pilares que caracterizan la sostenibilidad de una sociedad: el desarrollo económico , la cohesión social, y la protección del medio ambiente sólo puedan ser pensados en un todo fuertemente integrado. El verdadero y durable desarrollo humano solo se da a través de una real cohesión social y de una efectiva tutela ambiental.
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