Ayer se celebró en Lazkao el funeral por nuestro compañero y sacerdote misionero Leonardo Esnaola. Leonardo fue misionero en Angola y Rwanda. De hecho, su relación con África fue muy estrecha durante toda su vida. El genocidio de 1994 le dejó marcado y en 2001 regresó definitivamente a Euskal Herria, pero Rwanda y las gentes de aquel pueblo permanecieron para siempre en su corazón.
En la celebración de los 50 años de Misiones Diocesanas en Africa, nos dejó este testimonio del cual queremos destacar algunos párrafos (podéis encontrar al final una acceso directo al texto íntegro). Eskerrik asko Leonardo.
Yo creo que muchas veces nos hemos preguntado y nos han preguntado: ¿qué te ha movido a ti para ir a misiones y en nuestro caso a África?. En el seminario recibimos una formación en la línea de que el sacerdote estaba llamado a SERVIR … como Jesús. Y en este servicio se nos presentaba a los pobres y los más necesitados. La pobreza ‑ miseria, era y es uno de los mayores obstáculos a la dignidad y libertad de las personas. En este ambiente, se nos ofreció la posibilidad de ir a África y allí nos embarcamos. Por otra parte la oferta de realización como sacerdotes, que había aquí, era por de pronto menos necesaria que en tierras africanas, porque éramos «supernumerosos» en vocaciones. Por ejemplo en el Seminario de Vitoria, entonces éramos 800 seminaristas de las 3 diócesis… Cuando a mí me destinaron a Angiozar, un pueblecito de Gipuzkoa de 400 habitantes, estuvimos allí 3 curas… la misión «ad gentes» exigía y pedía una mejor distribución de los sacerdotes para todos los campos: espiritual y humano, de fe cristiana y dignidad humana.
Nosotros entonces nos decidimos por África y después de 42 años transcurridos allí, estoy convencido de que valía la pena, y que sigue valiendo también actualmente, tomar tal decisión. Y me confirmo en esta afirmación, citando a Casaldáliga. Cuando le preguntan qué va a hacer, después de dejar su responsabilidad como obispo São Felix en Brasil; el periodista le dice: ¿de veras no tiene una preferencia?. Y responde: «si no tuviese problemas de salud, me gustaría darle a África mi muerte, ya que no pude darle mi vida». Dice: es un continente con el que la humanidad tiene un deuda enorme… es un continente donde es fácil nacer y morir, y donde es difícil vivir. Son los pobres más olvidados… de cualquier modo, seguiré entre los pobres, donde sea».
En África se conocen experiencias de algunos obispos, etc… que terminaron sus días en ese continente tan olvidado. Por ejemplo es conocido el caso del cardenal Leger. Canadiense que vivió sus últimos años en una leprosería de Camerún. Nosotros conocimos igualmente en Rwanda a Mgr. Guflet Jean, obispo emérito de Limoges, que pasó sus últimos años en Kamonyi con nosotros, como capellán de una comunidad de clarisas… dando clases de formación espiritual a las religiosas y ayudando de muchas maneras. Son ejemplos admirables y que valen mucho también en nuestros días.
Concluyendo diría que África vale la pena por ser un continente olvidado, y también para conocer
Europa y nuestros países ricos, nuestra sociedad de bienestar, sociedad distraída y «anestesiada» para no darse cuenta de los problemas que sufre nuestro mundo: hambre, carrera de armamentos, desigualdades flagrantes… cuanto más rica más egoísta, más consumista…
Claude Kwizera dice
Père Léonard a beaucoup aidé au Rwanda surtout paroisse Gihara.L’ami des pauvres et des enfants non accompagnés………
Jamais l’oublier .
Misiones Diocesanas Vascas - Vitoria dice
Merci beaucoup pour votre commentaire.