Inicio esta comunicación con un saludo cordial y una pequeña aclaración. Pido disculpas a ciertos sectores de la diócesis por la parca comunicación con motivo de mi venida a Ecuador. Tuvo que ver mucho mi estilo personal y sobre todo, el desconocimiento por completo del destino final y los pormenores de mi inserción en esta diócesis. Hoy, 13 de enero, a cien días de mi llegada, establezco este primer contacto con la diócesis a través de este medio con la firme voluntad de ser constante en la comunicación.
Una decisión personal desde la iglesia diocesana
La razón de mi venida es simple y clara: Quiero vivir esta última época de mi vida con los más pobres. No hay otro motivo que el vocacional. Mi estancia aquí no tiene más finalidad que la respuesta fiel a la llamada del Reino compartiendo la vida y la fe con los desheredados de la tierra. Inducido por este reclamo inicié hace ya tres años un proceso de discernimiento con mi grupo de HOAC, varios compañeros curas, algunos feligreses de S. Francisco Javier y D. Mario.
Agradezco la comprensión de la Diócesis. Doy gracias a D. Mario, a su equipo de gobierno, a la delegación de misiones, por la escucha, aceptación y respuesta a mi solicitud. Siempre intuí que iba a ser así.
Comprendo que el proceso ha sido muy personal. Yo he sido quien en un principio me moví al margen de instituciones y organizaciones. Fue una labor de búsqueda personal que en cuanto aparecieron los primeros visos de posibilidad fui compartiendo con las personas arriba mencionadas.
La comunión con otra iglesia diocesana que acoge y propone
Llegado a Guayaquil, – agradezco la acogida de Paulino y de las hermanas que habitan, tutelan y regentan nuestra antigua procura en la calle Juan Montalvo-, la primera visita fue a Mons. D. Antonio Arregui, arzobispo. Iba nervioso. Totalmente disponible, sabiendo lo que quería: Un barrio marginal de la gran urbe, en concreto uno. Y atento a lo que no deseaba: Cualquier iglesia o parroquia del centro de la ciudad. Nunca manifesté mi deseo. Simplemente, trabajar de la perimetral hacia dentro. Es decir, hacia fuera del centro de la ciudad.
La incertidumbre ante la encomienda me podía. El mínimo conocimiento y el sucinto trato con Monseñor (sólo había estado con él una vez) aumentaban mi inquietud. No obstante, la compañía de Paulino me servía de calma y el trato confiado y cariñoso que mutuamente se mostraban fue atemperando mi nerviosismo.
Estando en Bilbao había recibido rumores de dos posibles destinos a los pies de la perimetral. Auténtica frontera que separa la ciudad de los barrios periféricos. Monseñor como suplicándome me ofreció la parroquia que, desde que la conocí, el verano del 2013, había soñado. “Una cosa así”, me decía constante a mí mismo. El 25 de octubre, tomé posesión de la parroquia, la “deseada”: “La Transfiguración del Señor”.
De entrada, no me gustaba el nombre, para una parroquia. Pero es el estilo del padre Chicho a la hora de nominar las parroquias que erige. Más adelante hablaré de él. Lógicamente, el nombre conlleva todo un plan de vivencia de la fe y un programa y metodología de acción cristiana que no conviene olvidar so pena de perder nuestra identidad.
El barrio: Los sectores de la Realidad de Dios, la Promesa de Dios, la Voluntad de Dios.
En un espacio de terreno de 16 km cuyos moradores, unos 15.000, llegaron en su mayoría de la provincia de Manabí hace ocho años y ocuparon este lugar a modo de invasión (chabolismo), peregrina la comunidad cristiana católica de la Transfiguración que se reúne en la iglesia matriz y en seis capillas de caña y zinc. Además, en una escuela diocesana de 400 alumnos, dedicada a los más pobres entre los pobres del lugar, donde tengo la vivienda. La escuela se llama “Las Cumbres” porque está situada en la cima de la loma más alta desde donde se divisa todo el valle del “Monte Sinaí”. Desde esta cumbre escribo. Más allá, todo son lomas y bosques de la costa. Aquí Guayaquil pierde su nombre
El barrio se distingue por su inmensa pobreza en un Ecuador que ha progresado muchísimo por el acertado gobierno de sus autoridades y una serie de factores favorables: Salud, educación, derechos individuales y colectivos, infraestructuras, ayudas sociales…están teniendo una mejora espectacular visto desde la perspectiva de estos últimos siete años. El crecimiento de la economía ha oscilado estos últimos años en unos indicadores que van del 8 al 4 %. Sin embargo, suena la alarma que anuncia la reversión de la tendencia económica, ocasionada, ante todo, por la bajada del precio del petróleo, principal rubro de ingresos del país. El efecto se siente de modo inmediato. El presupuesto presentado para el año 2015 por el gobierno sufre una merma de 1.500 millones de dólares en relación al del 2014. Las autoridades políticas afirman que no afectará alas áreas importantes del “buen vivir” de la población. Ojalá!
Volviendo al barrio, este se define por una serie de rasgos que lo distinguen de otros incluso cercanos a él:
- Parecería que la ciudad se acaba cuando comienza el barrio. Así sucede con el asfaltado de la carretera que da acceso. Finaliza cuando se inicia el barrio. Hay un problema de lindes de terrenos entre el municipio y el estado. Donde actúa uno no actúa el otro con el consabido desconcierto y enfado de la población ante las desiguales actuaciones de uno o de otro.
- No hay agua corriente. Se sirve con camiones que llenan los bidones de gasolina empleados a tal fin y posan en las puertas de las casitas.
- La luz no se paga, la empresa eléctrica consiente el puenteo. Pero cuando caen cuatro gotas se desploma algún cable y con él la luz. Y ya se sabe cómo son los inviernos tropicales…Ya ha llovido 3 veces, se ha ido la luz cinco.
- Es nula la asistencia médica permanente. A veces se acercan las brigadas médicas municipales y el gobierno de la nación ha iniciado la construcción megalítica de un hospital de 400 camas. Faltarían las dos terceras partes de su construcción. La obra es impresionante pero está sufriendo un parón por la merma de dinero en las arcas del estado y no se sabe ni se proyecta con certeza la fecha de su inauguración. Entre tanto, ponerse enfermo es un lujo para pocos por el gasto que conlleva el tratamiento.
- No hay trabajo en el barrio. La mayoría de los pobladores tienen que sus labores a una distancia de una hora, hora y media o dos horas. El regreso no es menor. Por ello, resulta difícil la actividad extra-laboral en día de labor. Esta se realiza en la tarde del sábado y domingo.
- La droga invade el barrio. Los jóvenes son sujetos activos o pasivos de tan funesta y fatal presencia, como consumidores o vendedores de pequeñas cantidades. Parece ser que los camellos tienen repartido en barrio en 13 sectores, área privada de cada uno para la venta.
- El abandono de las instituciones es total. No hay casi ninguna presencia municipal o gubernamental, a excepción de tres escuelas estatales y un retén de 6 policías. Ocupan edificios hechos de material desmontable. Parecería que quisieran que el barrio desapareciera y no implicarse en tan impopular medida, esperando que los propios moradores lo abandonen por inanición
- El problema crucial es la situación jurídica de los terrenos y de las posesiones. Muy pocas familias disponen de escritura y desde el mandato gubernamental del 2010 que prohíbe las invasiones y la remodelación de las casas construidas aunque estas se remonten al 2008, la mayoría vive con el temor del desalojo ante las propuestas habitacionales por parte del municipio o del gobierno de la nación. O ante la imposibilidad de mejora de las actuales casas, la mayoría de madera y caña, acaben por destruirse por el deterioro ocasionado por el paso del tiempo. Despiadada soga al cuello para el futuro del barrio. Esta sospecha que brota como amenaza de posibles movimientos perjudiciales gubernamentales suscita la firme y decida voluntad de permanecer firmes en sus casas de forma numantina. Es una permanente declaración que corre constantemente entre los moradores.
La parroquia de la Transfiguración
La entrega y dedicación del padre Chicho, sacerdote suizo que desde el inicio acompañó a quienes fueron construyendo su casita por estos lares, fue ingente, servicial y generosa con los que se iban instalando en el sector. Además construyó la iglesia, las capillas y escuela. Me sitúo en los inicios y al imaginármelos aparece la figura del padre Chicho digno del mayor encomio. Su labor será siempre ejemplar y profética. Es su legado más grande. Hoy, trata de recuperarse alejado del lugar por problemas de salud. La memoria y el agradecimiento de estas gentes hacia su persona es constante y así lo será en el futuro. Me encargaré de ello.
Y aquí entro yo. La iglesia del Guayas, a través de mi persona solicita a la Iglesia de Bizkaia, la presencia de un sacerdote para dar continuidad a lo mucho emprendido por el padre Chicho. a herencia recibida es muy grande: Líderes y representantes comunitarios de las 6 capillas y de la parroquia, consejo parroquial, consejo económico, catequesis de comunión y confirmación, pastoral juvenil, infancia misionera, grupo de visitas de enfermos, monaguillos. No tratéis de hacer ninguna comparación. Es todo muy humilde y por tanto todo muy entrañable y edificante.
Mi plan de vida será: Alentar y cargar con lo iniciado; acompañar, compartir y encargarme del presente, y discernir, hacerme cargo y proyectar el futuro. Para ello, he configurado así mis días para este curso.
De lunes a viernes, me levanto a las 5:00. A las 6, oración, laudes…A las 7 escribo, preparo el día, leo y saludo a los profesores y niños que viene a la escuela. De 9 a 12 me dedico a patear un sector del barrio. Almuerzo en alguna casa y descanso. A las cuatro hago dos horas de despacho en la parroquia. A las 6 me traslado a la capilla respetiva del sector que he pateado a la mañana, escucho a las personas que quieran venir a hablar, confesar…se reza el rosario y se culmina con la eucaristía. Un pequeño compartir, tertulia y…¡a casa! Cena, tv y cama. Los martes marcho del barrio…Hay que realizar gestiones en la ciudad, curia…Y ¡descansar!
Los fines de semana son trepidantes: Es cuando la gente se puede reunir. 5 misas entre sábado y domingo. A veces 6 y reuniones sin fin.
Hay mucho hecho, pero queda muchísimo por hacer. En el consejo parroquial del mes de enero, se eligieron estos objetivos para el curso 2015:
- Consolidación de los grupos existentes.
- Asumir la religiosidad popular y la potencialidad evangelizadora de la misma.
- La mujer, sujeto de la evangelización.
- Introducción de la dimensión caritativa y social de la vivencia cristiana. ¡No hay ninguna iniciativa de índole social!
- Fomento de la formación a todos los niveles.
El programa es ambicioso y fascinante. Faltan personas que pongan esto en marcha pero no por ello hay que dejar de soñar. Ante mis dudas por tales planteamientos, quizás algunos inviables, las respuestas de algunas de las personas del consejo fueron rápidas y contundentes: “Padre, hay que tener fe. Para Dios nada hay imposible”. No hay más que hablar.
Desde aquí, hago una invitación a la diócesis a compartir y a jugar la suerte de estas personas empobrecidas con nuestra presencia. Hay trabajo para todos y todas, tanto o más que ahí. Pienso que más. No se trata de dar sino de compartir. Estos son los lugares a los que hemos de ofrecernos para estar presentes. Allá donde casi nadie puede venir a morar de forma estable y permanente. La comunión entre iglesias debe seguir siendo la luz que irradie la dimensión misionera de la fe diocesana. Me siento una semilla del vergel de la diócesis de Bilbao trasplantada al jardín de esta iglesia de Guayaquil. Guardo la sabia de ahí y hundo mis raíces en esta fértil tierra; me dejo iluminar y calentar por el sol de Cristo resucitado y me riega, refresca y vitaliza el agua de vida de esta fraternidad del Guayas.
Desde las Cumbres… en comunión y fraternidad, mis oraciones y el abrazo más amplio. Juan Mari Bautista.
NB: ¿A que ahora se entiende un poco mejor la cabecera de este escrito?
teresa reyes dice
como puedo ir hasta su iglesia padre chicho pues tengo a mi padre hospitalizado se llama juan humberto reyes