El pasado viernes, 1 de noviembre, falleció Mons. Miguel Olaortúa Laspra, religioso agustino, obispo del Vicariato Apostólico de Iquitos (Perú) y natural de Bilbao (1962). Su funeral se celebrará hoy a las cuatro de la tarde, hora local, en Perú. En un primer momento iba a tener lugar en la catedral, pero “debido a la cantidad de personas que se están acercando” finalmente han decidido colocar un estrado en la calle. La iglesia de San José de la Montaña, de Bilbao, acogerá una misa por el obispo este sábado, día 9 de noviembre, a las 13:00 h.
El obispo de Bilbao ha acogido con tristeza el “lamentable fallecimiento”, de Mons. Olaortua “lamentamos profundamente el fallecimiento inesperado de nuestro querido hermano Miguel Olaortúa. Nos unimos al dolor de su familia, de la orden agustina de Iquitos. Oramos por su eterno descanso y damos gracias a Dios por el gran don que nos ha hecho su persona y su ministerio«.
Mons. Olaortua tuvo mucha relación con las comunidades de religiosas contemplativas agustinas recoletas y dominicas de Lekeitio, que se han mostrado consternadas ante la inesperada noticia del fallecimiento del obispo de Iquitos “estamos muy tristes – señalan-. Estuvo aquí en agosto y celebró con nosotras la festividad de Santo Domingo de Guzmán. Nos mostraba siempre mucho cariño. Nos solía enseñar la cruz que llevaba en el pectoral, que perteneció a un tío abuelo suyo natural de Lekeitio y dominico que, casualmente fue también como él obispo de Perú”.
Experiencia misionera
Hace dos años para la campaña del DOMUND, Misiones Diocesanas le pidió una pequeña reflexión para la jornada y esto nos dijo: «Ya sé que en Bizkaia estáis necesitados de clero, pero una cosa no quita la otra. Yo os animo a que tengáis una experiencia misionera en estas tierras que, sin duda, os van a encantar. Hay muchas posibilidades. Lógicamente, contando con Don Mario, vuestro obispo y amigo mío, además de hermano en el Episcopado, toda ayuda es bienvenida. Se puede venir por un año o dos, o simplemente por dos o tres meses, especialmente los de verano, para sustituir a los muchos europeos que trabajan pastoralmente aquí y van a visitar a sus familias. Es cuestión de lanzarse. Quien quiera puede adentrarse en las comunidades de los ríos, pero también hay muchas parroquias en la ciudad donde se necesitan sacerdotes para decir misa y confesar. Es cuestión de gustos, capacidades y circunstancias. Pero no lo olvides, la misión te espera, sé valiente».
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