Un año más, el Seminario de Bilbao concluyó el curso pastoral con una experiencia misionera. El rector, Aitor Uribelarrea y dos seminaristas, Jaime Pizarro e Imanol Atxalandabaso, han permanecido en Ecuador, a largo de tres semanas, en el mes de agosto. A su regreso, uno de ellos, Jaime Pizarro, destaca que han regresado a Billbao “con todo lo que hemos recibido y aprendido con el misionero y sacerdote diocesano de Bilbao, Paulino Ordax y con la maravillosa gente con la que tiene la suerte de convivir y a quienes ya echamos de menos».
Tras las primeras impresiones enviadas desde Ecuador, y que ya publicamos en esta web, una vez finalizada la experiencia misionera y ya de regreso en Bilbao, Jaime Pizarro nos acerca sus impresiones y detalla las últimas actividades en las que acompañaron al misionero Paulino Ordax.
“En las últimas jornadas en Ecuador, visitamos nuevamente la cárcel, donde compartimos con los presos y los voluntarios de la pastoral penitenciaria la celebración de la Eucaristía y unos momentos de conversación. Ya por la tarde-noche acudimos al circo, donde tuvimos oportunidad de acompañar a las familias y ver como grandes y pequeños disfrutaban del espectáculo ofrecido.
Tomamos parte en la clausura de la «Semana Misionera» en la iglesia de la Sagrada Familia de Nazareth y, con el tema de la familia y el cuidado de la casa común, participamos del encuentro con todos los grupos que habían formado la actividad. La experiencia fue enriquecedora, ya que nos permitió compartir en común a todos los grupos, a la vez que observar y participar de la felicidad y alegría contagiosa de la gente poniendo fin a la semana con una chocolatada. Una vez más asistimos a la expresión manifestada en la sencillez del deseo de compartir y de como la acción de Dios no está en lo que se comparte sino en el compartir.
En Vinces estuvimos en un encuentro diocesano de Cáritas en el que el tema central fue la ecología y el cuidado de la Casa Común. Al volver a Quevedo compartimos con un grupo de jóvenes (18-20 años) quienes nos invitaron a dinamizar su encuentro, lo cual hicimos con agrado invitándoles a reflexionar como Jesús se entrega por amor a nosotros por medio de unas lecturas bíblicas que comentamos.
También en la misa dominical junto con la multitud que acude a la parroquia y luego fuimos invitados a la comida en la parroquia del Divino Niño porque tomaba posesión el nuevo párroco y así tuvimos ocasión de saludar al obispo de Babahoyo, Mons. Skiper Yañez, a quien tuvimos ocasión de conocer en Bilbao con ocasión de la ordenación episcopal de Mons. Joseba Segura.
Otra jornada fuimos a Santo Domingo a conocer a su párroco el padre Euclides y a adquirir formas y vino al Monasterio de las HH. Carmelitas Descalzas. Ya por la tarde, no pudimos acudir a la celebración del Divino Niño porque teníamos «escuelita» (catequesis con adultos) con los miembros del grupo de Juan XXIII, lo cual hicimos con mucho agrado dada la gentileza y amabilidad de sus integrantes y la de cuantos conforman las diferentes parroquias en las que hemos tenido oportunidad de compartir.
El último día, impartimos la catequesis a los niños de un colegio y, por la tarde comenzamos el Triduo de Acción de Gracias por el 25 aniversario de la fundación de la diócesis de Babahoyo. Días antes Paulino nos pidió que nos documentáramos sobre el inicio de las misiones vascas en Ecuador. Así hicimos y pudimos compartir lo aprendido con la gente. Al finalizar la Eucaristía y tras despedirnos de la gente, recibimos la generosa y calurosa invitación de una simpática familia para cenar con ellos. Esta ha sido una de las grandes enseñanzas que recibimos en Ecuador, vivir en la felicidad cristiana y saber compartir a pesar de tener poco.
Hasta la vuelta, gracias y un fuerte abrazo a todos cuantos integran las diferentes parroquias de la localidad de Quevedo por la oportunidad que nos han brindado para conocer una realidad en tierra de misión y, por supuesto, nueva para nosotros”.
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