Ayer regresaron de Marruecos los 9 jóvenes y 3 acompañantes -de la diócesis de Bilbao- que han realizado el Campo de trabajo en Alhoucema. Allí han colaborado durante las mañanas en el psiquiátrico estatal de Imzourren y en el Centro de día para jóvenes con discapacidad que tienen los Franciscanos de la Cruz Blanca en Alhoucemas. Por las tardes han compartido emociones, vivencias realizando la lectura creyente de la experiencia vivida.
“Somos testigos de que Dios se pasea por las calles de Alhoceima; Dios entra en el centro benéfico Dak Assalam para chicos y chicas con capacidades diferentes y camina con todas las personas de aquí y allí que realizan su voluntariado y trabajo con ellas”, explica Luis Mari Vega, uno de los acompañantes, nada más regresar a nuestra Diócesis.
Vega dice que han descubierto en ellos, descubrimos “la ternura y el amor de Dios, en cada saludo de bienvenida y en cada abrazo, en cada beso y sonrisa, en cada gesto de tocarse el corazón expresión de amistad y vínculo establecido. En este campo de trabajo hemos ido de la mano del Dios de la vida a la playa, a jugar al fútbol, a jugar al dominó, al memory, a hacer pulsera o collares…”
Resalta que pueden decir “que Dios habla nuestro idioma, el más primitivo que permite comunicarnos a todas las personas de cualquier raza y religión, el idioma de la acogida, el servicio, el intercambio, el AMOR. Este Dios nos ha achuchado, nos ha tocado el pelo, nos ha dado la mano, ha esperado nuestra compañía y eso nos ha dado gozo, paz, felicidad”.
Begoña Mera, acompañante del grupo destacaba al finalizar la experiencia, que los chicos y chicas “ha expresado su agradecimiento por todo lo vivido, por la acogida que les han brindado los hermanos trinitarios, los franciscanos, … en la parroquia… y por todas las personas con las que se han relacionado en las actividades en los encuentros, en la oración,..”
“Esperamos que – el poso, el recuerdo de la experiencia vivida-dure mucho tiempo y consiga ser un buen faro para guiar nuestra vida cotidiana. Ahora toca seguir rumiando la experiencia y seguir dejando que este Dios amigo siga trabajándonos ayudándonos a concretar todo lo vivido en actitudes, acciones concretas en el día a día”. Concluye Luis Mari.
Deja una respuesta