El pasado viernes, 9 de junio, representantes de los grupos de misiones y solidaridad de las parroquias del Arciprestazgo Este de la Diócesis de Vitoria (San Joaquín y Santa Ana – Berriona, San Juan con Santa Lucía y Espíritu Santo, San José – Ntra. Sra. de Las Nieves y Ntra. Sra. de la Esperanza) se reunieron junto a los encargados de la Delegación de Misiones de Vitoria para hacer balance de las actividades realizadas para apoyar el proyecto de las Casas de Manabí.
A finales del año pasado, se habló con todas las zonas de la diócesis para que trabajaran a lo largo del curso este proyecto de solidaridad con la zona afectada por el terremoto.
Desde la zona Este de Vitoria, se propusieron trabajar cada parroquia por su cuenta y, a final de curso, realizar una reunión conjunta en la que poner en común las actividades realizadas, su impacto en la parroquia y el barrio así como las cantidades recaudadas.
En la reunión del pasado viernes, vimos como a través de mercadillos, festivales navideños, primeras comuniones, testimonios misioneros etc, la comunidad parroquial se vuelca y es capaz de realizar una sensibilización efectiva, capaz de acercar a los barrios de la zona Este de Vitoria una realidad tan lejana como la de Manabí en Ecuador.
Se compartía también que ha sido muy positivo el tener un proyecto como zona, porque le da unidad a la misma y así la gente no se despista tanto: da igual en qué parroquia se colabore, va para lo mismo.
Además, con todo el trabajo realizado a lo largo del curso, esta zona ha sido capaz de recaudar más de 16.000 Euros, lo suficiente como para construir cuatro casas para la población afectada por el terremoto de Ecuador. Sin ser lo más importante, es también un buen indicador de que la sensibilización ha llegado en un momento en el que la emergencia del terremoto está prácticamente olvidada.
Este año, en la campaña de Misiones Diocesanas Vascas, las Voces del Sur vinieron de Manabí para informar y agradecer la colaboración que estamos desarrollando desde las diócesis vascas. Su deseo, al igual que el nuestro, el conseguir que haya más zonas que se comprometan con las misiones. Buscar que comunidades parroquiales de aquí y de paises del sur puedan ser hermanas. Tal como decía el lema de este año «El mundo, una familia-hauek dira nire anai-arrebak».
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