Los 18 jóvenes de la diócesis de Bilbao que han participado del campo de Trabajo de Ceuta, ya han regresado y se muestran contentos de haber vivido esta experiencia:»Ahora toca reposar para que no sea una experiencia más y puedan seguir dando pasos en sus realidades para comprometerse en hacer de nuestros pueblos lugares más habitables y acogedores para todos y todas”, nos decía Belén Rodero, acompañante de este campo de trabajo junto a otras tres personas de las delegaciones organizadoras.
Por las mañanas han colaborado con 3 iniciativas de la ciudad: la residencia, acompañando a personas mayores y con discapacidad; la Escuela de Verano de la Fundación Cruz Blanca para niños y niñas, y el centro San Antonio para inmigrantes, de la Delegación de Migraciones de Cádiz-Ceuta y, por la tarde lectura creyente de la realidad que ha tenido como guía El Buen Samaritano: «ha sido el guía y maestro del campo de trabajo. Las acciones que despliega y sus actitudes han coloreado cada día y nos han invitado a poner en juego nuestra capacidad de proximidad, de ser prójimo para quienes más sufren. –dice Rodero-
La realidad de Ceuta les ha tocado el corazón, les ha dejado una huella “que es difícil borrar”.
Recibieron la visita del religioso franciscano de la Cruz Blanda, Isidoro Macías Martín, «Padre patera», conocido por su trabajo a favor de los inmigrantes, que les contó su impactante experiencia.
Y les ha impresionado la valla que rodea toda la ciudad “nos ha encogido el corazón ver lo que construimos para impedir el camino hacia un futuro mejor para tantas personas que esperan pasar a este lado… ante el hemos sentido rabia, impotencia, vergüenza…. mucho más cuando a nosotros nos han acogido y nos han contagiado la alegría de vivir, de luchar por lo que se quiere, de seguir hacia adelante”.
Eso es lo genuino del servicio y del voluntariado –concluye Rodero- “compartir lo que uno tiene y lo que es, acompañarnos unos a otros y ahí es donde brotan tantas cosas buenas: el cariño, la responsabilidad, el cuidado, la colaboración, la ternura, la entrega, ahí es donde los cristianos nos encontramos con el Dios de Jesús que habita en nuestras periferias, ahí es donde trabajamos codo con codo con otras mujeres y hombres que están empeñados también en construir un mundo más justo y fraterno”
Este campo de trabajo, y el que comenzará en Marruecos el próximo jueves, está organizado por las delegaciones de Caridad y Justicia, Anuncio y Catequesis, Misiones y Cáritas de la diócesis de Bilbao.
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