Hoy, 16 de abril, queremos recordar al pueblo ecuatoriano dos años después del terremoto que asoló las provincias de Manabí y Esmeraldas.
Las diócesis vascas, a través de Cáritas y Misiones Diocesanas mostraron rápidamente su solidaridad con el pueblo manabita, primero en la emergencia y a continuación con los proyectos de construcción de viviendas, de becas universitarias y otros proyectos.
Es de justicia ofrecer una información que muestre cómo se ha canalizado esa solidaridad.
En el número 259 de la revista Los Ríos (páginas de la 19 a la 23), aparece un sencillo informe en el que se pueden ver las aportaciones enviadas a la arquidiócesis de Portoviejo, tanto desde las cuentas conjuntas de Cáritas y Misiones Diocesanas para las casas y becas, como de las de Misiones Diocesanas para apoyo a locales parroquiales y capillas y templos.
Queremos reiterar nuestro agradecimiento a todos los grupos, parroquias y particulares que han hecho posible que todos estos proyectos se hayan hecho realidad. ESKERRIK ASKO!
Walter Coronel, presbítero de la arquidiócesis de Prtoviejo y responsable de los proyectos de reconstrucción tras el terremoto, nos compartía ayer esta oración con motivo de este aniversario:
«Padre Santo, reunidos en tu nombre para
recordar un año más el terremoto. De esa
tragedia dolorosa que nuestra tierra sufrió.
Confiamos a Ti nuestros seres queridos, Señor.
Sabemos que a tus fieles Tú no les quitas la vida,
Sino que, misericordiosamente, la transformas. Y
Que, en el momento en el que es destruida nuestra
morada terrenal, Tú nos preparas una morada
eterna en el Paraíso.
¡Padre Santo, Señor del cielo y de la tierra! Mira
nuestro dolor y ayúdanos. Pero mira también
nuestra esperanza. Nuestro dolor y esperanza por
tantas madres y padres de familia; por tantos hijos,
hermanos y amigos; por tantos niños inocentes. Te
pedimos, Señor: acógelos a todos en tu paz. Tú,
que eres el Dios-con-nosotros”, que eres el Amor
que puedes dar una vida sinfín.
Te agradecemos también Señor, por tantos
hermanos nuestros, que generosamente nos
ayudaron en esos momentos, y que todavía nos
siguen ayudando y apoyando. Protégelos y
y bendícelos, Señor.
Todo esto te lo pedimos, Padre celestial, por
Jesucristo, nuestro Salvador, en el que brilla la
esperanza de la feliz resurrección. Amen»
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